A propósito de nuestro descenso de natalidad… ¿Alguien se pregunta qué pasaría si hubiese más facilidades para seguir trabajando después de tener hijos?
Cuando nace una criatura, las mujeres disponen de un permiso total de 16 semanas por maternidad pagado al cien por cien. Pero a los padres, se les reconoce un permiso tan corto, que es más tomado como apoyo que como derecho y deber del propio padre a cuidar de su bebé.
Las empresas, cuando tienen ante sí a una trabajadora en edad fértil, ya calculan que puede ser un riesgo contratarla porque va a ausentarse cuatro meses cuando sea madre. Con ello, además de contratar menos mujeres, lo hacen en puesto de menos responsabilidad. Todo eso lo sabemos.
Pero es que resulta, que las criaturas, casi siempre, tienen padre también. ¿Es que los padres no quieren cuidar de sus hijos?
Creo que en la mayoría de los casos sí quieren, pero para ello han de tener una posibilidad.
Si su permiso por paternidad es pagado al cien por cien y no lo puede trasladar a la madre, estoy plenamente convencida de que la mayoría de los padres lo tomarían, aunque solo fuese para no perderlo.
¿Por qué digo la mayoría y no todos? Pues porque ya he hablado de esto, y existen excepciones. Se da en el caso de trabajadores autónomos, que no pueden “desviar” unas semanas de su negocio. Y hay, por qué no decirlo, una parte de hombres que mantienen ese miedo o recelo a cuidar de sus bebés por un atavismo de falsa hombría. Bien, pues incluso este sector, aceptaría acercarse a la ternura de la cuna y las ojeras del desvelo si supieran que de no tomar esos permisos, los perderían. Pero eso sí, tienen que hacerlo a solas, sintiendo que es de ellos, y solo de ellos, de quien depende su hija o hijo en ese momento. ´
Hasta para acabar con el miedo y la cerrazón de los más “machotes”, serviría una ley de permisos iguales - y no transferibles – por nacimiento.
Entonces, una vez que el amor haga vencer al miedo o el desconocimiento, empezarán a disfrutarse y comenzarán a cambiar las relaciones familiares y sociales.
Si el papá puede cuidar a su bebé sin ser penalizado, elegirá cuidarle. Si a las mujeres dejan de mirarlas como sujeto susceptible de causar baja por embarazo, habrá más contratación femenina .
¿O acaso tampoco contratarán hombres porque puedan ser padres?
¿A alguien se le ocurre que podrían producirse abusos del permiso paterno? . No, porque siempre se tomaría separadamente de la madre y sobre todo: ¿A quién se le ocurre que pudiendo hacerlo, alguien no quisiera estar con su bebé?
Los países nórdicos, ya llevan un tiempo aplicando el permiso por nacimiento a los padres de manera intransferible. No es una entelequia.
Pero no hay que irse tan lejos: en España, la organización PPIINA (Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento y Adopción), lleva desde 2005 argumentando esos permisos, y tiene presentada una proposición de ley que, desde la Comisión de Igualdad, fue aprobada en el Congreso, en octubre de 2012.
En estos días, la Subcomisión del Congreso encargada de empezar a hacer viable la equiparación de permisos, que tan unánimemente acogió, ha postergado el momento de hacerlos realidad de una forma progresiva. ¿Por qué?
Justo en momentos de crisis, o, cuando dicen que está empezando a remitir, es más importante poner en marcha leyes y decisiones que puedan necesitar un recorrido en el tiempo hasta que se recojan los frutos.
Las empresas contarán con un mejor rendimiento si sus trabajadores pueden conciliar su carrera con su vida personal. Las mujeres, no verán truncada su promoción laboral por la maternidad, y con ello, nacerán más bebés.
Necesitamos más población que cotice, ¿no? pues tiene que empezar por nacer, y para eso, madres y padres tienen que saber que pueden mantenerlos. Las mujeres, retomarían su puesto de trabajo sabiendo que deja al hijo con el padre y no se deslindarían del mundo laboral por la crianza. Con lo cual, tendrían más hijos.
Los hombres, disfrutarían del cuidado de sus hijos con la tranquilidad de no perder dinero y, por ende, apreciarían más y mejor el área de las tareas domésticas y los cuidados.
Las criaturas, tendrían por igual a padre y madre, y creciendo en ese modelo, sus relaciones futuras de pareja, tendrían unas miras de equidad, que, entre otras cosas, haría disminuir la violencia de género.
No es un mundo irreal, es lo que puede obtenerse de aquí a la próxima generación, si empezamos ahora mismo. ¿Por qué posponerlo?
“Mi papá me mima. Amo a mi papá”… También es necesario.
Yolanda Martos Wensell- Noticiasdigital.es
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